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Ante una baja en la rentabilidad la solución es cambiarse de fondo

El diseño del Sistema de Pensiones establece que las AFP, hagan crecer tus ahorros, invirtiéndolos en instrumentos financieros en Chile y el mundo. Hay que tener en cuenta que ninguna inversión es libre de riesgo y que las AFP no invierten donde se les antoja, sino que sus inversiones están reguladas y fiscalizadas por la Superintendencia de Pensiones.

El desarrollo del mercado de capitales local y la globalización, ha hecho que los fondos de pensiones sean más sensibles a los sucesos que ocurren en el resto del mundo. Si los ahorros previsionales tienen rentabilidad negativa, no significa que sea una pérdida, a menos, que los afiliados se cambien de fondo durante ese periodo.

Los fondos de pensiones son inversiones a largo plazo y su rentabilidad debe ser evaluada en un período de más de 30 años, que es lo que dura aproximadamente nuestra vida laboral activa, así, no es conveniente tomar decisiones apresuradas frente a los vaivenes del mercado. Para tener una idea sobre la magnitud de la rentabilidad, el ahorro previsional en el período desde 1999 a 2022, no ha sufrido pérdidas y, por el contrario, se ha multiplicado en torno a cinco veces. Concretamente, desde el año 2002 hasta hoy, los fondos Tipo A acumulan una rentabilidad nominal de 541%, mientras que los Tipo E alcanzan un acumulado de 272%.

Una de las características diferenciadoras de nuestro sistema de pensiones es la “capitalización” de las cotizaciones. Capitalizar significa que los aportes mensuales que hacen los afiliados a sus cuentas individuales se convierten en capital para invertir, que es lo que realizan las AFP a nombre de sus afiliados, generando así rentabilidad.

Es un concepto financiero que, a pesar de su gran importancia, a veces es difícil de entender. Cuando una persona invierte, lo que hace es destinar parte de su dinero a la compra de un bien o derecho, con el objetivo de hacer crecer en el tiempo ese capital inicial. A ese crecimiento se le denomina rentabilidad, retorno, beneficio o ganancia. En este caso, las AFP invierten el ahorro de los afiliados comprando instrumentos financieros de distintas entidades, como acciones y bonos, por ejemplo tanto en Chile como el resto del mundo. Posteriormente, las Administradoras hacen el seguimiento a diario de los precios de estos instrumentos y cómo van cambiando los valores de mercado de dichas inversiones (por ejemplo, una acción de la Bolsa) y las van conservando o vendiendo, con el fin de generar ganancias para sus afiliados.

La rentabilidad refleja los movimientos de los precios de los instrumentos financieros en que se invierten los ahorros previsionales. Los precios de los instrumentos reflejan lo que pasa en el mundo: bajan cuando hay crisis económicas, catástrofes naturales, inflación o ataques terroristas, pero también suben en períodos de bonanza económica o de mayor producción de las empresas, por ejemplo.

La volatilidad financiera hace referencia a la variación que tienen los precios de los instrumentos de inversión. Hay instrumentos más volátiles que otros, así, los fondos de pensiones A, B, C, D y E, tienen distintos niveles de volatilidad para invertir, siendo el A el más volátil (o sea que apuesta más para obtener ganancias) y el Fondo E, el menos volátil (es decir, apuesta menos). Pero, a pesar de esta diferencia, todos los fondos pueden ganar o perder, ninguno está exento de esto porque no existe ninguna inversión que sea libre de riesgo.

Lo importante es tener una mirada a largo plazo, dado que las rentabilidades negativas son generalmente momentáneas y se compensan en el tiempo.

Ha sido ampliamente documentado por la psicología que las personas sienten más las pérdidas que las ganancias. En el caso de los sistemas de pensiones, las personas suelen sentir más intensamente cuando los montos de ahorro bajan de valor que cuando suben. Y cuando suben, muchos consideran que es insuficiente.

Como todos los días ingresan o salen ahorros de los Fondos de Pensiones, para cuantificar la participación que cada uno de los afiliados tiene en las inversiones que realiza un fondo, se utiliza un esquema de “cuotas”, cuyo valor se actualiza a diario, de acuerdo a los valores de los instrumentos en el mercado. La “cuota” es una unidad de medida que expresa cuántas unidades del Fondo de Pensiones tiene cada afiliado. El valor cuota está conectado con la valorización de mercado de las inversiones que representa. Cuando un afiliado cotiza en su AFP, con ese monto en pesos se compran cuotas del fondo que la persona ha escogido o al cual ha sido asignado por edad. Cada fondo tiene sus propios valores cuota. Para transformar las cuotas en pesos, solo hay que multiplicar el número de cuotas que un afiliado tiene del fondo por el valor en pesos de esas cuotas. La rentabilidad, entonces, es simplemente la diferencia del valor cuota en un período de tiempo, respecto a su valor inicial (por ejemplo, si al cotizar el valor cuota era de $20.000 y un año después es de $30.000, entonces la rentabilidad es de 50%). El valor de la cuota se ajusta todos los días, reflejando la valorización de las inversiones en cada momento del tiempo. En otras palabras, este valor cuota señala cuánto valdría esa cuota de ahorro del afiliado si se “vendiera” ese día. Si la rentabilidad es negativa, el valor del ahorro del afiliado disminuye, pero en ningún caso disminuye el número de cuotas que este tiene: lo que se reduce es el valor en pesos de las cuotas. Como el ahorro previsional es de largo plazo, en algún momento la valorización de estas se recuperará y la gestión de las AFP permitirá generar ganancias para sus afiliados. La pérdida financiera solo se asume cuando el afiliado “vende” sus cuotas, por ejemplo, para cambiarse de fondo en períodos de rentabilidad negativa.

Si bien el objetivo de los ahorros previsionales es financiar pensiones, por lo que se trata de inversiones de largo plazo, las Administradoras valoran e informan a diario el valor de la inversión de los fondos y en el extremo, se podrían evaluar las rentabilidades diarias de las inversiones, pero por la naturaleza de estos fondos no es conveniente tomar decisiones en base a los vaivenes de los mercados. La evidencia muestra que gracias a la diversificación de las inversiones; tanto en variedad de instrumentos como geográfica, es posible proteger de los riesgos y la volatilidad los ahorros de los trabajadores.

Así, los fondos de pensiones, sobretodo los fondos más conservadores destinados a las personas que están más cerca de la edad legal de jubilación, han sorteado en poco tiempo las crisis externas: