Los ahorros previsionales son de largo plazo, puesto que las personas comienzan a ahorrar al inicio de su vida laboral y el momento de desahorro comienza hasta 40 años después. Por Ley, las AFP informan los valores diarios de los llamados “valores cuota”, que no son otra cosa sino el reflejo del valor de los instrumentos en que están invertidos los fondos. La rentabilidad es la variación de estos valores cuota en un período determinado de tiempo y por ejemplo, cuando el valor de los instrumentos financieros (acciones, deuda estatal, fondos de inversión, entre otros) baja, entonces baja la rentabilidad, lo que no significa que existan pérdidas. La pérdida financiera existe solo cuando se liquida el activo, en el caso de los fondos previsionales la pérdida solo se hace efectiva cuando los afiliados se cambian de fondos durante períodos de rentabilidad negativa. Por eso es importante evaluar la rentabilidad de los fondos de pensiones en el largo plazo.
Para tener una idea sobre el efecto de la rentabilidad en el largo plazo, el ahorro previsional en el período de 22 años, desde 1999 a 2022, no ha sufrido pérdidas y, por el contrario, se ha multiplicado en torno a cinco veces. Desde el año 2002 hasta hoy, los fondos Tipo A acumulan una rentabilidad nominal de 541%, mientras que los Tipo E alcanzan un acumulado de 272%. Otra forma de expresar el rendimiento de los fondos es señalar que el saldo inicial del ahorro previsional ha crecido 5,4 veces en los fondos Tipo A y 2,7 veces en los fondos Tipo E.
Para poder comparar la rentabilidad con otros agentes de mercado, un ahorro de 100 UF capitalizado por 41 años en los fondos de pensiones ascendería hoy a UF 2.141, y solo a 545 UF si se hubiera colocado en depósitos a plazo de la banca. El capital en las AFP sería cuatro veces mayor al comparar estas alternativas.