Así como en Chile, en la mayoría de los países del mundo los Sistemas de Pensiones son multipilar, es decir, los ingresos que recibe una persona en su jubilación combinan distintos elementos que varían en su financiamiento y administración. Es así como en general se diferencian tres pilares de los sistema de pensiones: el primer pilar le entrega ingresos a los pensionados, en general, independiente de su historial de sueldo durante su vida laboral activa. El segundo pilar está relacionado a entregar prestaciones que estén en directa relación con los aportes realizados al sistema y el historial de sueldo durante la vida laboral. El tercer pilar es el de ahorro voluntario, que puede ser financiado por cada persona o con apoyo del empleador.
La solidaridad se encuentra en el primer pilar, el que comprende programas o prestaciones que ofrecen una primera capa de protección contra la pobreza en la vejez y el nivel de ingresos o de aportes al sistema de pensiones son irrelevantes para calcular estas pensiones solidarias. En algunos países estas prestaciones son universales, es decir, benefician a todos los personas, como en Nueva Zelanda y México, mientras que, en otros países como Australia y Colombia, son dirigidas a los pensionados más vulnerables.
En Chile, el instrumento del primer pilar es la Pensión Garantizada Universal o PGU, dirigida a las personas mayores de 65 años que no pertenezcan al 10% más rico de la población. La PGU es financiada con ingresos generales del Estado a través de impuestos y se convierte en una pensión solidaria que tiene como objetivo complementar las pensiones construidas con los ahorros previsionales individuales, los ingresos de aquellas personas que opten por seguir trabajando, las pensiones pagadas por el IPS y aquellas que corresponden a la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.