En un sistema de Capitalización Individual como el chileno, la pensión depende de la historia laboral (salario y densidad de cotizaciones), las cuales son independientes de las AFP. Las pensiones son un espejo del mercado laboral y ahí nuestro país tiene importantes brechas en las que avanzar: desempleo juvenil, informalidad, falta de educación previsional y la disparidad de género, que hoy perjudica profundamente a las mujeres.
Las diferencias salariales que todavía existen entre hombres y mujeres, su baja participación en el mercado laboral, la baja cantidad de años cotizados y el aumento en sus expectativas de vida, que las hacen vivir en promedio 6 años más que los hombres, hacen que esta situación sea aún más compleja.